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La falta de dientes siempre es interpretado como un problema principalmente estético. Y efectivamente lo es, ya que una sonrisa en la que falta alguna pieza dental es una sonrisa muy antiestética y poco atractiva.

Pero al margen de esta cuestión, las consecuencias funcionales que origina la ausencia de una o varias piezas de la boca pueden llegar a ser muy graves. De ahí la importancia de solucionar siempre la falta de dientes mediante un tratamiento de implantología.

Si en alguna ocasión se te ha pasado por la cabeza no poner solución a la pérdida de una pieza dental y dejarlo estar, hoy te vamos a contar por qué deberías descartar esta idea y acudir a tu clínica dental de confianza lo antes posible.

¿Qué problemas se derivan de la falta de dientes?

Es obvio que siempre dependerá de la edad del paciente, de la pieza o piezas perdidas y de la causa de esa pérdida. Pero en términos generales, podemos hablarte de estas consecuencias funcionales que se derivan de la falta de dientes:

1.- Problemas de fonación: dificultad, o incluso imposibilidad, a la hora de pronunciar algunos fonemas o sonidos al no poder producirse la fricción o la postura lingual necesaria para hacerlo adecuadamente.

2.- Complicaciones en la masticación: una dentadura en mal estado o en la que faltan piezas complica la trituración de los alimentos, siendo muchas veces insuficiente y forzando al estómago a realizar parte del trabajo que debería hacer nuestra boca. La falta de dientes puede ser parte del origen de muchos problemas digestivos.

Además, si faltan varias muelas seguidas en un lado de la boca es imposible masticar con esa zona, forzando el resto de dientes a asumir siempre esa función y provocando un desgaste mayor en ellos.

3.- Lesiones en las encías: el alimento se deposita en el hueco dejado por el diente perdido así que, al masticar, el apoyo y la fuerza oclusal la realiza la encía, con su consiguiente desgaste y posibilidad de desarrollar enfermedades periodontales.

4.- Pérdida del hueso en el maxilar: cuando se pierde una pieza y no se sustituye a tiempo con un implante dental, esta consecuencia es una de las más temidas, además de mucho más frecuente de lo que parece.

5.- Maloclusiones dentales: al tener un espacio vacío, las piezas adyacentes tienden a ocuparlo, desplazándose y provocando que el resto de piezas se muevan. Esto da lugar a malas mordidas que pueden derivar en lesiones, desgastes de otras piezas, bruxismo, problemas en la ATM…

Como ves, cuando se produce una pérdida dental por traumatismo o enfermedad, es importante acudir a un centro dental para que determinen cuál es el paso a seguir.

Serán casos muy puntuales en los que no sea necesario recurrir a un tratamiento de implantología. En la mayoría de las ocasiones será lo más adecuado para que no se produzcan los problemas funcionales que acabamos de ver. Por eso, acudir a nuestro centro, una de las mejores clínicas dentales en Teià, será la mejor forma de adelantarte y evitar que estos futuros problemas no se produzcan.